Talleres gratuitos de iniciación a la escritura creativa:
Feliz Navidalloween.
Aventuras y fantasía en el mundo de los muertos.
Era indudable que el bosque estaba muerto. Los troncos lucían maltrechos y requemados. Las mustias hojas flotaban fláccidas hasta el suelo como en un otoño eterno. El olor a moho y a podredumbre vegetal asaltaba las pituitarias del joven y los destellos azulados y rojizos que llegaban desde el cielo de plomo no ayudaban a escapar de la idea de que toda la alegría había escapado, hacía mucho tiempo, de aquel lugar.
Con frecuencia, se veía obligado a esquivar los troncos que yacían inertes y que servían de alimento y refugio a multitud de insectos que, lejos de asustarse, miraban con descaro el paso del chaval.
Sin embargo, las ramas se movían como si fuesen brazos que bailasen una melodía muy lenta. A lo lejos, un potente rayo estalló y fulminó pequeño bosque. Mateo se quedó helado cuando los árboles cercanos a la destrucción sacaron sus raíces del suelo y huyeron a toda prisa.
Agitó con furia la vara, que silbó en el aire cuando el matorral se agachó para esquivar el latigazo. Se detuvo con las cejas alzadas y creyó escuchar gruñidos de protesta. Frunció el ceño y continuó caminando hacia Purgahuesos, que ya estaba a la vista.
No pudo evitar alzar la mirada al cielo siguiendo la silueta de los puentes de roca que subían hasta las nubes y que servían de blanco a los rayos que continuamente se elevaban como géiseres.
Se extrañó al darse cuenta de que su luz era más rojiza que cuando los vio por primera vez. Los chasquidos y zumbidos que provocaban eran contestados, a veces, por los desgarros de las gigantescas rocas que reventaban y lanzaban escombros en todas direcciones.
―Bah. Menudo sitio. No entiendo nada ―masculló entre dientes al ver la lluvia de rocas incandescentes."
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