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«Un día brillante depende más de la actitud que del sol», dijo el profesor buho a sus discípulos: un castor, un conejo y una mofeta. Y es que las fábulas en las que aparecen animales como protagonistas suelen gustar a los lectores noveles. De hecho, es una de las recomendaciones pedagógicas para lograr el éxito con la animación a la lectura de los pequeños. Y eso es lo que vamos a encontrarnos en esta aventura de fantasía.
¿De qué va?
Nos encontramos una isla habitada por todo tipo de animales. Los buhos imparten enseñanzas y todos los que lo desean pueden acudir a cultivar su mente. El alumno más atento es el protagonista de esta historia, Trevor, un castor que no es, digamos, muy admirado por sus congéneres por no ser especialmente hábil y fuerte. En determinado momento, el profesor buho decide que debe emprender un viaje a través del mar acompañado de varios de los animales de la isla.
Lo que más me ha gustado
Los capítulos son cortos y fáciles de leer, a la vez que interesantes. Exceptuando un par de capítulos, los demás son fábulas en las que ocurre algo que ocasiona un aprendizaje de los personajes y, en conseuencia, del lector. Algunas de estas enseñanzas son ingeniosas y muy adecuadas para que los lectores jóvenes reflexionen sobre ellas. De hecho, recomiendo que tras la lectura de cada capítulo, dediquen un rato a pensar sobre la moraleja final antes de continuar con el siguiente.
Lo que no me ha gustado
A mi parecer, este libro funciona mejor como un conjunto de relatos cortos que como una aventura global, pues el motivo principal del argumento es el viaje que realizan los animales a bordo de un barco, y resulta que no he comprendido la razón por la que hacen ese viaje. Por regla general, en las novelas, un viaje de tal magnitud responde a la necesidad de resolver una situación conflictiva o un problema concreto. Aquí, al buho se le ocurre que existe un peligro indeterminado sin que se vean indicios de aquel. Tampoco saben adónde van ni tienen ningún objetivo concreto que deban conseguir con el viaje.
Algo similar ocurre con una delfina que se encuentran por el camino, y que explica que su misión es guiarlos, sin que sepamos el porqué. Tras terminar su tarea, la delfina dice haber cumplido con su cometido, pero tampoco descubrimos qué ha obtenido a cambio ni en qué ha mejorado o evolucionado.
Lo que me parece es que el autor se ha centrado en los relatos cortos y en las moralejas, pero al tratar de enlazarlas para darles coherencia a modo de historia global, no ha quedado del todo hilado. ¿Qué le faltaría? Un conflicto claro y concreto. Algo que ponga en peligro la isla y que se vea claramente. Y una posible solución que se deba encontrar gracias al viaje a través del mar: buscar algún objeto, un consejo, a un animal sabio, etc. Es decir un conflicto y uno o más objetivos.
Conclusiones
Es una lectura agradable. Los capítulos funcionan por sí mismos, pues son pequeñas fábulas en las que las relaciones entre los tripulantes del barco se ponen a prueba y ellos deben aprender a relacionarse y a afrontar las dificultades con buena actitud y con inteligencia.
Aunque no he logrado averiguar que han conseguido con la travesía marítima que beneficie a su isla, sí que ha servido para la mejora y la evolución personal de cada uno de los navegantes.
Es una lectura infantil interesante y que me ha gustado leer, ya que cada capítulo te atrapa y te enseña, lo cual es muy conplicado de conseguir. Creo que sería un éxito si se mejorasen los aspectos que he comentado y se convirtiese en una historia ilustrada. Cada capítulo tiene un gráfico a modo de portadilla, pero sería mucho más efectivo si esos mismos gráficos (sin marco) se insertasen en el momento clave en sintonía con el texto.
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